Así somos en vida!

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domingo, 4 de octubre de 2015

¿QUIEN ES QUIEN?


Muy buenas noches, amig@s martingal@s. Un saludo también para todos y cada uno de los sometidos al sistema dictatorial el cual comienza de nuevo. A los hombres de pajas, que tan bien habéis efectuado vuestro trabajo de fachada  y como no al "QUE MUEVE TODOS LOS HILOS".
Hoy y después de mucho tiempo, el cual he estado invernando y cocinando todo esto que a continuación os voy a contar, vengo con la intención de que veáis, que lo que hicisteis en esa "PANTOMIMA" de votación,  no es nada nuevo y seguro que os vais a ver identificado con lo que os narro.

Os aconsejo que no perdáis puntada sin hilo y prestéis mucha atención a todo lo que aquí os plasmo y al final del todo os haré una preguntita que espero respondáis interiormente, cada uno de vosotr@s, los cuales os encontráis bajo el régimen.

No es la primera vez que un referéndum o plebiscito amañado produce consecuencias nefastas. En la antigua República Romana, que originó los plebiscitos, éstos degeneraron sin la intervención estabilizadora del Senado y sirvieron para que la plebe inconscientemente le diera entrada al despotismo. José Ortega y Gasset describió cómo los plebiscitos en Roma mediatizaron otras formas de elección popular y permitieron que resonara "en el suelo de mármol las rápidas sandalias de César, que llega."
Napoleón Bonaparte utilizó hábilmente el plebiscito para revestir de seudolegitimidad sus desenfrenadas ansias de dominio absoluto, primero como Cónsul vitalicio en 1802, y después como Emperador en 1804. En este último caso, su poderosa maquinaria coactiva, incubadora de fraudes, logró que el plebiscito arrojara 3,572,329 votos a favor del Imperio y 2,759 en contra. Napoleón III se valió de la misma artimaña plebiscitaria para asumir facultades omnímodas bajo el Segundo Imperio creado en 1852.
Hitler se consolidó en el poder en Alemania efectuando cinco plebiscitos o referéndums en 1933, 1934, 1935, 1936 y 1938. Valiéndose del aparato escénico de su régimen, de la propaganda condicionante, de la mentira falsificadora y del terror difuso, Hitler logró votaciones aprobatorias aplastantes.
Stalin, tras ocupar militarmente los repúblicas del Báltico, efectuó allí unos plebiscitos en 1940 para demostrarle al mundo que dichos pueblos habían acordado unánimemente someterse a la hegomonía absorbente de la Unión Soviética. Y el discípulo de Stalin que tiraniza a Cuba bajo un sistema totalitario de partido único, ha orquestado diversos referéndums, incluyendo el que se celebró en 1976 para lograr que el 96% de los electores aprobaran esa estafa jurídica que llaman Constitución.
Éstos y otros precedentes históricos, incluyendo Venezuela, demuestran que es muy peligroso participar en referéndums, plebiscitos o elecciones manipulados por regímenes dictatoriales o totalitarios, establecidos o en vías de consolidación. Corre uno el riesgo de ser comparsa de maniobras fraudulentas; de convalidar el mismo régimen que uno quisiera deponer o abolir.

César, Napoleón, Hitler, Stalin, Castro, Chaves… y en en el 2.015 de nuevo se orquesta todo esto.

Merece la pena querid@s sometid@s al sistema, que volváis a leer esto que acontecía en
el régimen de Hitler: "Valiéndose del aparato escénico de su régimen, de la propaganda condicionante, de la mentira falsificadora y del terror difuso"

Para que completais este ejercicio que os propongo solo queda una actividad más… Juguemos a: ¿QUIEN ES QUIEN?

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