Estoy seguro que mucho de vosotros habéis tenido o tenéis perro. Si, ese que dicen que es el amigo del hombre. Ese que siempre agradece cualquier gesto por muy insignificante que sea. Ese que te espera en los pies de tu cama para que les des una ínfima caricia. Ese que es capaz de quedarse al lado de su amo aunque este haya fenecido. Ese que se contenta con que lo saques al menos una vez al día a la calle a hacer sus necesidades. Y así podría estar enumerando cualidades de este animal doméstico, donde los haya.
¿POR QUÉ LOS ABANDONAN?
Yo no puedo responder a eso, a no ser que sea con improperios que no vienen al caso narrar y menos en mi blog. Pero me encantaría que leyerais esto que a continuación os cito y que vosotros mismos saquéis las respuestas a la pregunta que os he formulado.
Durante
los últimos dos años, Gregory
Berns,
líder de la investigación y profesor de neuroeconomía de la Emory
University en Atlanta, Georgia,
y un grupo de colegas suyos han entrenado a perros para que entren en
máquinas de resonancia magnética, despiertos
y de manera voluntaria,
con el fin de estudiar su cerebro.
El
estudio se llevó a cabo con
términos similares a los que se realizan con seres humanos. Los
perros y sus dueños firmaron un acuerdo en el que accedían a los
procedimientos y en el que determinaron que podían renunciar a su
participación en cualquier momento. “Solo
se utilizaron métodos de entrenamiento positivo. No los sedamos. No
los forzamos”,
aseguró Berns en su
artículo publicado en el diario The New York Times.
Con
la colaboración del entrenador de mascotas Mark
Spivak,
fue
entrenada Callie,
la Terrier Mix del profesor Berns y la primera voluntaria del
programa. Callie aprendió a usar protectores de oídos, a entrar al
equipo de resonancia y a permanecer quieta durante períodos de 30
segundos, al igual que los demás perros.
Las
reacciones de los animales fueron analizadas mientras que estos eran
expuestos a sensaciones
relacionadas con sus dueños, con otros perros cercanos y con cosas
que no conocían.
En las imágenes neurológicas se encontró que el núcleo caudado,
una importante zona del cerebro altamente relacionada con la memoria
emocional, rica en receptores de dopamina, se activa al contacto con
olores e imágenes conocidas, tal
y como en los seres humanos.
Los
resultados de la investigación precedida por el también autor del
libro “Cómo nos aman los perros: un neurólogo y su perro adoptado
descifran el cerebro canino”, fueron revelados parcialmente. Entre
ellos se encuentran los datos que confirman
que los perros, y probablemente los demás animales, también tienen
emociones.
Las
intenciones de Berns son contribuir a que los humanos empiecen a
reconocer a los animales como semejantes en muchos aspectos y, por
tanto, respeten su integridad
y valoren su vida
como él mismo afirma.
¡Creo que aquí está la respuesta!
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