¡Terminé!… ¡Uyyyy! ¡Perdón! Estaba relamiendo la última cucharadita de mi yoghurt nocturno, ¡que no falte!
Ya he entrenado, me he duchado, he cenado (un tomate maduro, de los que me gustan, cortado a gajos y un quesito fresco) y me disponía a abrir mi DANONE, cuando de repente advierto en la tele la siguiente noticia: Más de 500 palestinos muertos en la ofensiva israelí en Gaza, el 20 % niños, ósea unos 100 niños fallecidos. A renglón seguido he cogido enérgicamente y mi cabeza se ha dispuesto a cambiar radicalmente el chip de esta noche y a abordar este tema, pero no desde el punto de vista político-religioso, ni mucho menos, pues soy totalmente neófito en esas materias, pero si lo haré buscando una profunda reflexión, porque me parece tan escabrosa la noticia que no me puedo quedar impávido ante tal acontecimiento.
Tengo aquí mismo delante mía una foto de mis hijos, Raul y Sara, cinco años y cuatro meses, respectivamente, y no puedo llegar a imaginar, ni vagamente, lo que estarán pasando esos padres al ver los cuerpos finados de sus hijos. A mi hijo precisamente le molesta el ruido de la lavadora, ¡de una lavadora!, que no pasarán esos chicos, cuando oyen caer los obuses a su lado. Yo corro por entrenar y por mantenerme, ellos tienen que correr, porque sino los MATAN. Increíble, ¿verdad?
Se me estropea el móvil, se me pincha una rueda, el niño suspende dos asignaturas, pierde mi equipo de fútbol, cojo una cogorza, me grita el jefe, se pone enferma mi niña, no llego a fin de mes, me como una pizza, me río con mi pareja, hago el amor, bebo agua, me rasco la ceja, me ducho, no tengo ganas de trabajar, se me para el DVD, hago la cama, voy a jugar al paddel, el sábado quedo con mis amigos, me ponen una multa, me dirijo a misa, leo un libro, me descalzo y me pongo comido, bebo mi zumo diario, riego las plantas… y esto sería inacabable. Cuanto darían estos padres y estos niños por tener en su intelecto estas acciones y no la de SALVAR SUS VIDAS.
Pero no pasa nada, yo me acostaré dentro de nada, apagaré la televisión, apagaré la luz y mis párpados caerán como telones de acero sobre mis ojos y mi mente desvanecerá esta noticia y mañana me levantaré, le haré el bibi a mi hija, le daré un beso a mi hijo, me pondré un bañador, daré de comer a las tortugas, haré la cama, me llamara mi mujer… y mientras ABBAS, ABDEL AZIZ, TAYYEB, UBAYY, ZARA, FATH y así hasta cien niños y niñas, volverán a caer fulminados por metralla, ¡MANDA COJONES! (Pausa) Pero repito, no pasa nada, no pasa absolutamente nada, nosotros a seguir… lavo la ropa, pago el recibo del agua, saco al perro, tiro de la cisterna, me saco el carnet de conducir...
No es demagogia, es realidad, pero claro nosotros O NOS SALVAMOS O MORIMOS.
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